Hubo varias ocasiones que me decía “mamá” y se sonrojaba para luego corregir y gritar mi nombre. Seguro pensarán que mi hermana, su madre, le molestaba esto, pues déjame decirte que no.
He escuchado a muchas personas decir que ser madre es algo que te cambia la vida y seguro que debe ser cierto ya que las que lo dijeron ya tienen un bebé. Por ahora, yo no estoy pensando en ser mamá ya que tengo otros propósitos en la vida, sin embargo, el hijo de mi hermana me cambió la vida.
El pequeño Enzo nació en el 2011 y esta personita ha hecho que mi mundo gire entorno a él. Mi hermana mayor lo tuvo a los 17 años y la verdad es que fue un golpe duro para toda la familia ya que nuestros padres tenían pensado un futuro para ella porque recién había terminado la secundaria.
Mi papá se enojó muchísimo, en realidad todos. A esa edad uno ya sabe qué son las relaciones sexuales, cuáles son los métodos anticonceptivos, en el colegio nos enseñaron todo eso y la tecnología estaba al alcance de nuestras manos, así que no hay excusa para que ocurra un embarazo no deseado, ¿no lo creen?
A pesar de todo, ese bebé llegó siendo un extraño, como te comenté, mi padre estaba furioso pero cuando nació, sus ojos se tornaron brillosos ya que no podía negarle amor a un ser que no tenía la culpa de que sus padres fueran los irresponsables. Sin embargo, todavía sentía rencor por mi hermana por haberle fallado de esa manera.
Ahora, ya en el 2019, se le fue pasando la cólera y volvimos a ser la familia de antes. Si me preguntas por el papá de Enzo pues, o se hizo cargo, nunca apareció ni nada, nosotros tampoco lo buscamos porque no le hacía falta. El cariño de un padre se lo da mi hermano mayor y mi papá quienes lo llevan a entrenar fútbol, van al cine, juegan a los carros y más.
Hubo un tiempo en que yo no sabía ni cómo cargarlo, en ese tiempo tenía 14 años más o menos y lo veía tan frágil que si lo tocaba pensaba que se me iba a romper, con el tiempo fui aprendiendo y bueno, tuvimos que darle la oportunidad a mi hermana de que trabajara.
En el 2016, yo acabé mi carrera en la universidad y al año siguiente saqué mi licenciatura, ya estaba lista para trabajar, sin embargo, no sabíamos cómo hacer para que alguien cuidara a Enzo porque mis padres trabajaban, la mamá del pequeño también y mi hermano mayor igual.
Así que me sacrifiqué, por así decirlo de alguna manera, para poder cuidarlo. No saben cómo fue esos dos años. A pesar de que me hice cargo de él durante dos años, sentí que hubiera sido toda una vida. Mis hábitos cambiaron de la noche a la mañana y te contaré un poco por qué.
Tenía que despertarme temprano para prepararle desayuno y su lonchera, también para ponerle el uniforme, después tenía que llevarlo al colegio, regresar, ir al mercado, cocinar para el almuerzo, en la tarde recogerlo, bañarlo, servirle su comida, que juegue un rato, ayudarle a hacer su tarea, y para eso de las 6 de la tarde, ya era libre.
Así fueron mis días durante dos años, ¿te imaginas lo agotador que fue? No obstante, tengo que decirte que esa convivencia fue demasiado hermosa. Se había acostumbrado tanto a mí que quería que yo lo ayudara con sus tareas, que le sirva su comida, que lo lleve a jugar con sus amigos.
Hubo varias ocasiones que me decía “mamá” y se sonrojaba para luego corregir y gritar mi nombre. Seguro pensarán que mi hermana, su madre, le molestaba esto, pues déjame decirte que no. A ella le parecía bien ya que yo era como su segunda madre, si embargo, nunca le quité la autoridad de madre que le corresponde.
Yo he tenido pensado desde hace mucho tiempo en no tener hijos porque es mi decisión y no me veo siendo mamá, pero con Enzo es diferente. Él ha hecho que mi vida cambie por completo, un niño hace eso. Un abrazo, un beso, una caricia, un “¿juegas conmigo?” vale muchísimo.
Cada día, lo único que quiero hacer al despertar es verlo y velar por sus sueños. Ahora tiene 9 años y es un pequeño responsable, eso es lo que me pone feliz. Sé que muchas de ustedes pueden compartir este sentimiento conmigo porque saben que a pesar de haber nacido de ustedes, lo crían como si lo fuera.
Lo mejor que me pudo pasar fue él, no importa que haya estado tiempo sin trabajar y de que haya cambiado mis planes, pero hice un buen trabajo porque de acuerdo a lo que dicen los pediatras, la edad en la que los niños se desarrollan más es hasta los cinco años.
Está creciendo extrovertido, hace sus tareas, tiene muchos amigos y dice que quiere ser futbolista para “comprarte tu maquillaje, tía, así como tú me compras mis juguetes”. Él sabe que amo todo lo relacionado a la belleza. Me pareció muy tierno de su parte. Enzo es mi sobrino, no es mi hijo pero es parte de mí.