Arturo Sarabia Ramírez presta tableros a cambio de una propina voluntaria y, ocasionalmente, da clases a 50 pesos la hora.
CIUDAD DE MÉXICO.-Aun en días de cuarentena, personas de la tercera edad se reúnen por las tardes a jugar ajedrez en la Plaza de la Solidaridad, junto a la Alameda, en el Centro Histórico.
Desde hace tres años, Arturo Sarabia Ramírez presta tableros a cambio de una propina voluntaria y, ocasionalmente, da clases a 50 pesos la hora. Estas actividades significan su ocupación y sustento.
La mayoría somos ya gente grande que ya no conocemos y que pasamos un rato jugando ajedrez.
“Yo doy clases, pero así que haya gente que se interese en aprender el ajedrez. No está muy socorrido, hoy en día, menos”, dice Sarabia.
Desde el 31 del marzo, el Gobierno federal decretó la emergencia sanitaria que, entre sus artículos, mandató que las personas de la tercera edad debían quedarse en casa.
Voy a seguir aquí porque mi afán de estar aquí, en las más de seis horas desde que llego, es que este rinconcito cultural se mantenga vigente.
“No es que no hagamos caso a la petición, sino, simplemente, un encierro puede ser igual de catastrófico”, comenta Sarabia Ramírez.
De los Centros de Asistencia e integración Social que tiene el Gobierno de la Ciudad de México, Sarabia vive en el que él denomina “Coruña”, desde donde sale cada día a las 10:00 y regresa a las 20:00 horas.
“Ahí desayuno, como y ceno. No te voy a decir mal porque yo me mantengo más afuera que adentro del albergue, que sí somos muchos pues sí, duermo en un cuarto de 40 literas”.
“Esto de guardarse es nada más para la gente que puede, que tiene un empleo seguro porque saben que semanal o quincenalmente van a recibir su salario íntegro, pero no los que somos situación de calle”, asegura.
Arturo Sarabia comparte que aprendió a jugar ajedrez desde los nueve años y uno de sus recuerdos más gratos es haber sostenido una partida con el gran Gary Kasparov, durante un festival en el Zócalo capitalino en 2006.