Aunque sí afirmó que tenía obligaciones con la OMS de informar sobre una nueva enfermedad.
Washington.- El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, admitió hoy que no existe certeza por parte de su país del origen del virus SARS-CoV-2, a pesar de que durante el fin de semana remarcara que contaban con “enormes evidencias”.
A pesar de admitir este punto en conferencia de prensa, Pompeo afirmó que el Partido Comunista Chino tenía obligaciones con la Organización Mundial de la Salud (OMS) de informar sobre una nueva enfermedad y no lo hizo, por lo que las autoridades no hicieron el trabajo correcto.
Aseguró que el gobierno de China, al no compartir la información, tiene parte de la responsabilidad de los millones de enfermos y miles de fallecimientos que hasta ahora se han registrado
A pesar de que las declaraciones opuestas desde la Casa Blanca: las anteriores de Pompeo y del doctor Andrew Fauci, quien aseguró que el virus no provenía de un laboratorio en Wuhan, capital de la provincia china de Hubei, ni había sido alterado por algún laboratorio, Pompeo afirmó que ambas eran consistentes, pues todos intentaban buscar una respuesta sobre la pandemia.
Remarcó que el virus se originó en Wuhan, por lo que todos intentan tener “claridad” y hay diferentes niveles de certitud, de acuerdo con quiénes investiguen los hechos, por lo que las declaraciones de ambos funcionarios no se contraponen.
Algunos gobiernos como el australiano o el de Reino Unido se unieron a la teoría en los días anteriores, pero ambos han negado la posibilidad de que el virus surgiera en un laboratorio, lo que ha restado fuerza internacional a la declaración aunque los señalamiento de Estados Unidos continúan en contra de las autoridades de China.