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A pie y hasta en mula, cargan a enfermos en comunidad de Nayarit para llevarlos al hospital

Los habitantes de Cuauhtémoc, en el municipio Del Nayar, deben hacer un recorrido en el que también usan una lancha para llegar hasta donde está el transporte que lleva a Tepic; “si nos llega el covid nos extinguimos”, aseguran.

Los habitantes de la comunidad Cuauhtémoc, en el municipio Del Nayar, Nayarit, llevan años esperando una carretera que se les prometió. Sin ella, los traslados a pie o en mula son largos y se complican aún más cuando alguien se enferma.

Entre los miembros de la comunidad tienen que cargar a esa persona en una camilla y realizar un recorrido de tres a cuatro horas hasta el Río Grande de Santiago. Ahí, con algo de suerte, abordarán una lancha que tarda una hora o más en cruzar la presa de Aguamilpa, para posteriormente continuar su trayecto en un colectivo, que en hora y media los llevará a Tepic.

Con el sol a cuestas, los desfiladeros, caminos angostos, piedras y tierra suelta, y muchas otras dificultades, algunos enfermos mueren antes de poder ser atendidos.

Anselmo de la Cruz, vocero de la comunidad explicó a MILENIO lo complicado que la pasan cuando alguno se enferma y reclama que cada que hay elecciones les prometen abrir brecha, pero hasta el momento no se les ha cumplido nada.

“La principal problemática que tenemos aquí en Cuauhtémoc es la carretera, de hecho les recordamos, ya varias veces al encargado; ya le dijimos varias veces y no la ha hecho, van casi dos años que no ha hecho nada. La única vía que nos queda es la vía acuática, la lancha, bajar por aquí por donde ustedes subieron caminando dos horas y una hora de la presa Aguamilpa y ya subir otra hora en carro.
“A veces hemos tenido un muerto ya que no llegan, la mera verdad; una señora, se nos fue picada de alacrán, era mi prima y no queremos que pase eso pero no tenemos cómo bajarlos a menos que nos abrieran camino y con un medio de transporte”, comentó a MILENIO.

Ahora, la preocupación es la pandemia de covid-19, de la cual ya tienen un caso sospechoso que no podrán confirmar porque no hay ningún laboratorio cerca, solo un auxiliar de salud, Simplicio González , que receta el poco medicamento que les llega.

Sin estudios de medicina y sólo una capacitación, Simplicio atiende el centro de salud, al que llegan los 200 habitantes de Cuauhtémoc y 350 más de otras seis comunidades aledañas, por lo que dice estar preocupado por las condiciones en que tienen que bajar a los enfermos, por el poco medicamento que les manda, por la ausencia de médicos y ahora por el riesgo de contagio de covid-19.

“Antes venía cada 15 días una caravana de salud con médicos, pero ya tienen tres meses sin venir, solo nos llegó una bolsita con medicinas: tiene tabletas, paracetamol, ambroxol y este es keterolaco, tabletas y antigripal, nada más eso, eso viene, pero como digo no me va a abastecer en general son muy pocos, les estoy dando de a dos pastillitas de tres pastillitas a la gente.
“Aquí no tenemos ni cubrebocas ni guantes ni gel antibacterial, nada tenemos. Si nos pegara una de esas enfermedades, como el covid que ya ha habido casos en toda la República, yo creo que aquí nos extinguimos nosotros, nos acabamos”, mencionó.

Otro obstáculo es la pobreza extrema. (Araceli López)
Otro obstáculo es la pobreza extrema, ya que el costo de la lancha colectiva es de 150 pesos por persona o 2 mil si se trata de un viaje especial, además de los 70 pesos del pasaje terrestre.

“Sale caro enfermarse aquí sinceramente o embarazarse también, porque muchas veces hemos tenido dificultades de eso; ha habido partos a medio camino”, contó.
MILENIO llegó hasta el lugar, para ello fue necesario realizar una prueba de covid-19 para no poner en riesgo a los habitantes, trasladarse a Tepic y de ahí a la presa Aguamilpa (un día antes se intentó por carretera sin éxito).


Tras una hora en lancha, llegamos a lo que ellos llaman “embarcadero”. (Araceli López)
Tras una hora en lancha, llegamos a lo que ellos llaman “embarcadero”, que en realidad es una zona rocosa, donde hay un letrero improvisado que dice: a Cuauhtémoc ocho kilómetros, pero falta una advertencia sobre lo inclinado de la pendiente y su grado de dificultad.

“La otra vez vinieron unos visitantes y se regresaron a la mitad”, alerta un habitante que nos ve preparando la subida.

La vista del río y las montañas es inigualable. (Araceli López)
La vista del río y las montañas es inigualable, pero falta la respiración para disfrutarlo. Los movimientos de animales e insectos en la vereda obliga a estar atentos, a sabiendas que hay alacranes y víboras venenosas en la zona, además de caimanes de gran tamaño en el agua. Pero eso es el diario de quienes viven en la sierra del Nayar.

Con información MILENIO
Fotografías Araceli López

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