Joe Biden ha propuesto el pleno restablecimiento de DACA y la continuidad del programa para nuevos beneficiarios
De acuerdo al Migration Policy Institute, centro de análisis en materia migratoria sito en Washington D.C., en 2019 se censaron 10.9 millones de mexicanos residentes en los Estados Unidos. Si bien la migración de nuestros connacionales hacia el país vecino del norte se ha reducido en relación con el número de mexicanos que retornan, aún representan el 24% de los 45 millones de extranjeros que residen en ese país, principalmente en los estados de California, Texas e Illinois.
En materia de inmigración ilegal, los mexicanos representan el 51% de estos en Estados Unidos, a saber, cerca de unos 6 millones de connacionales, dentro del universo de los 11 millones de migrantes indocumentados.
Por otra parte, como resultado del fracaso de sucesivos gobiernos en Washington de alcanzar los votos legislativos para una reforma migratoria integral, el presidente Barack Obama lanzó en 2012 la orden ejecutiva conocida como DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals). Como su nombre lo indica, la iniciativa federal buscaba la protección de los inmigrantes ilegales que habían llegado a los Estados Unidos con 16 años o menos, pues eran elegibles para la deportación. Sin embargo, DACA hizo posible que permaneciesen en suelo estadounidense y que tuviesen acceso a servicios públicos básicos, así como a derechos laborales.
De acuerdo a información del Instituto, 500 mil jóvenes mexicanos fueron beneficiados por DACA, lo que supone la mayoría de los beneficiarios del programa. Desafortunadamente, la retórica racista de Donald Trump y la materialización de sus promesas de campaña cambiarían el rumbo de la iniciativa.
Detractores del gobierno de Obama han acusado al expresidente de haber deportado al mayor número de indocumentados en la historia de Estados Unidos. Sin embargo —y aquí conviene poner el acento— las expulsiones de inmigrantes ilegales perpetradas por el Departamento de Seguridad Interna durante el gobierno del demócrata estuvieron dirigidas a individuos de recién ingreso en el país, no así a residentes de larga duración que contribuyen diariamente, mediante su trabajo, a la economía nacional.
Tras el arribo de Trump a la presidencia DACA fue suspendido. Sin embargo, tras interminables litigios legales, las cortes federales decidieron que el programa seguiría vigente pero restringido a aquellos residentes que ya hubiesen sido beneficiados previamente por la acción ejecutiva.
Por su parte, el presidente electo, Joe Biden, consciente de la futura imposibilidad de alcanzar un acuerdo bipartidista en materia de reforma migratoria (al igual que sus antecesores Obama y Bush) ha propuesto el pleno restablecimiento de DACA y la continuidad del programa para nuevos beneficiarios. Ello supondrá el alivio de la deportación a miles de jóvenes mexicanos quienes han sufrido la paralización legislativa en Washington y el embate xenófobo de Trump.
A la luz de los resultados en materia migratoria, mediocres, si se quiere, derivado de los puntos previamente señalados, el gobierno de Joe Biden promete ser más benigno hacia nuestros connacionales en Estados Unidos. Si bien la ley migratoria deberá cumplirse, y serán deportados los mexicanos indocumentados que no sean elegibles para DACA u otros programas federales de alivio, muchos connacionales gozarán de permisos de residencia y de trabajo.
Adicionalmente, Joe Biden ha propuesto la cancelación de la construcción del muro fronterizo mediante la suspensión de los fondos de emergencia dirigidos al cumplimiento de la amenaza de campaña de Trump.
En suma, si bien se vaticina algunas diferencias entre el gobierno del presidente López Obrador y la próxima administración estadounidense, es igualmente cierto que el futuro gobierno demócrata representará el fin del asedio federal sobre los inmigrantes ilegales de larga residencia, y con ello, el bienestar de miles de mexicanos en Estados Unidos.
