Finge ser ciega por 20 años para robarle al gobierno

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Las autoridades la captaron leyendo y haciendo otras actividades cotidianas en las que usaba la vista.  

Hay mentiras que no tienen límites y más aún cuando sus creadores las dejan crecer , tal como hizo Christina Pomfrey, una mujer de 65 años que cometió fraude durante casi dos décadas, pues fingió ser ciega para robarle dinero al gobierno de Reino Unido, su país de residencia y origen. 

A través de los años, pidiendo subsidios y apoyo económico de diversos programas sociales, la mujer que recientemente fue declarada culpable de fraude y otros delitos, logró embolsarse más de 27 millones de pesos (1.2 millones de dólares) de las arcas públicas.

Pero la mujer no sólo se hizo pasar por ciega, sino que se inventó diversas identidades que utilizó para el mismo objeto, razones por las que fue acusada por el gobierno británico de fraude, contabilidad falsa y fabricación o suministro de artículos para su uso en estafas. 

De acuerdo con Daily Mail, Pomfrey usó dos identidades para hacerse pasar por una persona ciega con esclerosis múltiple, con lo que consiguió que cada mes el gobierno le diera todo tipo de apoyos, incluidos 373 mil pesos (16 mil 420 dólares) al mes.

Múltiples nombres y padecimientos falsos

Al hacer la investigación, las autoridades concluyeron que inicialmente, la mujer pidió un subsidio en la localidad de Runcorn utilizando el apellido de su segundo esposo —Brown—; mientras que con el apellido Pomfrey (de su tercer marido) solicitó ayuda para ella y apoyo económico para adaptar a su supuesta discapacidad la casa de su tercer marido, ubicado en Oldham.

Para sustentar sus mentira, Christina decía estar soltera y no contar con apoyo de nadie que pudiera ayudarla a cubrir sus gastos, pues según declaraba, “necesitar ayuda para levantarse de la cama, ir al baño, lavarse, vestirse, comprar y hacer operaciones bancarias”. Además inventó que dependía de los cuidados de familiares y falsificó cartas supuestamente enviadas por ellos a las autoridades.

El último esposo de Christina, John Pomfrey, con quien se casó en 2005, desconocía lo que estaba sucediendo y dijo que seguramente ella se había casado sólo para poder utilizar su apellido; además dijo que hacía misteriosos viajes a Runcorn. 

Las autoridades comenzaron a investigar a Christina en 2017, luego de que fuera grabada realizando actividades cotidianas, como leer un periódico, conducir o recoger a sus nietos de la escuela. Por los delitos cometidos, la mujer tendrá que pasar tres años y ocho meses de prisión. 

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