En la lucha para erradicar la pobreza, está siempre presente en el debate que cada ciudadano del mundo reciba un ingreso básico aun sin tener trabajo.
Apreciado Lector, de cuando en cuando arrecia el debate sobre la Renta Básica Universal, en lo sucesivo, para nosotros, Salario Garantizado Universal (SGU), tema que se estudia quizás antes de que James Tobin, un economista keynesiano a decir de varios expertos, premiado en 1981 con el Nobel de Economía, pusiera el tema sobre la mesa del análisis económico versus la ética de la solidaridad social. Se agradece.
El tema es de importancia mundial y cada vez más por el acelerado aumento, año con año, de la acumulacion de capital, cuya consecuencia práctica es reducir el mercado de bienes y servicios así como aumentar el desempleo y por ende el nivel general de pobreza en el mundo. Veamos el problema de la acumulacion de capital desde otra perspectiva. Se acepta al menos de manera convencional, que los factores productivos son trabajo, tierra y capital. En épocas pasadas la posesión de la tierra era la principal fuente de poder y riqueza. Su dueño, el terrateniente, cuyo apetito por acumular tierra no tenía límite, cuanto más abrazaba, más era la concentración en pocas manos y por tanto más trabajadores se quedaban sin tierra, sin alimentos y a merced de las decisiones unilaterales del patrón. Con el tiempo ocurre que, por una parte, grandes extensiones de tierra no son cultivadas y por otro lado crecientes núcleos de campesinos se quedan sin fuentes de trabajo. El desenlace de ese proceso usted lo conoce muy bien: la Revolución de 1910, guerra que enterró a un millón de mexicanos, el 10% de la población de entonces. Cuánta arrogancia.
La historia se repite. Antes fue la posesión a sangre y fuego por la tierra, ahora es la acumulación desalmada y solapada del capital en su expresión más desarrollada e improductiva: el capital financiero. Cada vez es más difícil capitalizar a las empresas del sector productivo al tiempo que en la clase trabajadora aumentan el desempleo, los puestos mal retribuidos, la proliferación de profesionales calificados operando taxis o actividades equivalentes, al tiempo que grandes masas de población se empobrecen. Sin embargo hoy existe la posibilidad de atenuar esta creciente desigualdad económica y social, que evitaría otra guerra civil, incluso en los Estados Unidos, imponiendo un Salario Garantizado Universal. Muchos políticos, empresarios importantes e intelectuales, alrededor del mundo, están a favor de esta medida. ¿Garantizar un salario básico tan solo por ser ciudadano de este planeta, tengas o no trabajo, estudies o no estudies, ganes mucho o ganes poco, significaría que migramos hacia un capitalismo socialista?. Está por verse.
La idea de un SGU, es humanitaria y parece un negocio conveniente. Dicho salario garantiza el acceso a la vivienda, a una canasta de alimentos básicos, vestido, transporte, escuela, salud y no más de 40 horas de trabajo a la semana, entre otros beneficios tangibles. Y como decía el de Celaya, aún hay mas: ayuda a disminuir la desigualdad salarial, a mejorar la vida de los trabajadores con baja calificación, a emplear a más jóvenes, mujeres y hombres, a tiempo parcial en sectores como el comercio, restaurantes y hoteles. Para la fuerza de trabajo, mejoraría su capacidad negociadora pues no aceptarían trabajos mal pagados, podrían iniciar negocios personales sin correr el riesgo de no comer si la iniciativa fracasa, desaparecerían las ayudas estatales, se garantizaría un piso de mercado para todo tipo de empresas industriales, comerciales y de servicios, el Presupuesto del Estado se canalizaría fundamentalmente a obras de infraestructura, salud y educación. No serían necesarios los incentivos fiscales ni los apoyos a la población más necesitada. Suena bien, a qué sí.
En efecto, puede que suene bien, sin embargo igualmente puede tener consecuencias negativas. Por ejemplo, un aumento general en el salario mínimo, se traduce en una elevación de los costos de producción de las empresas, lo que lleva a un aumento general de precios al consumidor (inflación) o a una sustitución de mano de obra por capital (maquinaria, equipos automáticos, etc.) o ambas cosas, mismas que eventualmente tienden a aumentar el desempleo y con ello una disminución en el consumo, aumento de inventarios y disminución de utilidades. Ya entrados a este ciclo, obviamente negativo, lo que sigue es una falta de estímulo para generar nuevas inversiones y otra vez mayor carencia de empleos y más pobreza. Suena mal, a qué sí.
Así planteado el conflicto, se vuelve necesario decidir sobre una fuente de financiamiento para establecer el SGU, que no sea inflacionaria, que no afecte la estructura de costos ni desaliente la inversión de los sectores empresariales productivos, que estimule la generación de empleo, la recaudación de impuestos y el crecimiento con desarrollo económico. Esa fuente está a la mano y consiste en gravar las operaciones del sistema financiero no bancario, específicamente la especulación bursátil. Este gravamen resultaría de aplicar una especie de Tasa Tobin, que aunque el Dr. Tobin la pensó sin ese nombre, por supuesto, a fin de establecer un impuesto sobre los movimientos especulativos de divisas para gestionar la volatilidad del tipo de cambio, estimular la inversión productiva y frenar la especulación, como medida al término de la convertibilidad oro-dólar en 1972 y la aplicación de un sistema de libre flotación. En resumen, la idea era la de evitar ganar dinero especulando con las fluctuaciones de los tipos de cambio. Pues derivado de esa idea, los gobiernos bien podrían aplicar una tasa impositiva a los movimientos especulativos sobre las acciones y sus derivados, no para que se deje de ganar dinero, sino para que lo compartan con el resto de la economía que es de donde lo obtienen. ¿Puede ser? ¡A qué sí!
Rendijas
Se acerca la primera Navidad sin abrazos y sin besos, por la pandemia más vale que así sea, pero se aceptan regalos, claro, depósitos en efectivo para mantener la sana distancia.
Querido Santa, el mundo ha cambiado y a fin de aliviar tu pesada carga, largos viajes y cuidarte del Covid-19, te recomiendo que a los niños que se portaron bien, les hagas una transferencia bancaria. Casi todos tiene celular, tablet y cuenta bancaria.
Para el 2021 solo te pido un Salario Mínimo Garantizado. Fuerte abrazo y ¡Feliz Navidad!